Jesús Huerta de Soto: La gran mentira de las "conquistas sociales"

Claudio Palavecino 8 Mar 201708/03/17 a las 19:19 hrs.2017-03-08 19:19:08

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Última Modificación 8 Mar 201708/03/17 a las 19:19 hrs.2017-03-08 19:19:08
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  • Ilari Ahumada K.

    26 Mar 201726/03/17 a las 16:13 hrs.2017-03-26 16:13:26

    No me parece clarificadora la postura de profesor Huerta de Soto, en sí la encontre bastante propagandística y en su intento de echar abajo la regulación del trabajo no se hace cargo del problema principal que intenta solucionar el Derecho laboral, el cual es poder palear las asimentrias de posiciones e información entre el trabajador y empleador.
    Es interesante constatar que la propuesta del profesor se resume en que la regulación disminuye la eficiencia del mercado, un ejemplo claro es el que realiza cuando habla de las consecuencias de establecer un sueldo mínimo, en la medida que se establece un sueldo mínimo hay muchas personas que quedan desempleadas en razón de que su productividad no es suficiente como para justificar su empleo, es decir, en la medida que el sueldo mínimo se establece sobre el sueldo eficiente u óptimo el desempleo crece en razón de que no hay un costo-beneficio que justifique la incorporación de personas poco eficientes (mínorias étnica, mujeres, etc.).
    Hasta el momento su análisis no me parece nada novedoso, la mano invisible, laissez faire, la no intervención estatal no son ideas muy nuevas. El salto lógico sorprendente y extremadamente ingenuo viene a continuación. Como las regulaciones laborales no permiten la eficiencia en el mercado y lo único que hacen es aumentar los costos en los que tiene que recurrir el empresario, que por supuesto son pagados por el trabajador, entonces la solución es elimiarlas y que el propio empleador llegue a un acuerdo con el trabajador, y que por consiguiente el trabajador decida lo que hacer con su dinero, ya que el es suficientemente inteligente para tomar una buena decisión.
    Ahora bien cual es el problema principal de esta propuesta, que ataca al derecho laboral tachandolo de que imposibilita la eficiencia, cuando el fin del derecho laboral no es la eficiencia sino proteger al trabajador de la posición desvetajosa en la que se encuentra, ya que para el empleador el contrato de trabajo no significa lo mismo que para su empleado y que además el primero tiene un poder superior de decisión dentro de la misma convención, maneja un poder superior dentro de la empresa. Entonces la pregunta que le dejo al imperialismo ecónomico (como se ha denominado el querer abordar todos los problemas desde un punto de vista eficientista) ¿Se puede medir todo en críterios de eficiencia, es la dignidad cuantificable? Ya sé que su respuesta es sí, pero no por eso la dejaré de encontrar menos incorrecta.