La llegada del Estado social

Claudio Palavecino 16 Mar 201416/03/14 a las 10:48 hrs.2014-03-16 10:48:16

El proyecto constitucional de Bachelet tiene como uno de sus ejes básicos la introducción en Chile del llamado Estado “social”. Nos propone cambiar un modelo constitucional centrado principalmente en las libertades por otro que hace hincapié en los derechos. De esta forma se ofrece un reconocimiento y a la vez un cauce institucional a las crecientes demandas de la gente en materia de educación, salud, vivienda y pensiones, por mencionar solo las más nombradas.

El cambio en la tipología constitucional no es baladí. Mientras las libertades ofrecen espacios de no intervención de terceros en nuestras decisiones y reclaman apenas su inhibición, los derechos generan a nuestro favor obligaciones activas de parte de los demás. En el caso de los derechos llamados “sociales” tales obligaciones son mediatizadas por el Estado que figura como deudor aparente de un conjunto prestaciones. Pero, en definitiva, todas esas obligaciones se resuelven en una sola obligación contributiva que recae sobre todos nosotros. Cuando el Estado nos ofrece prestaciones concretas en materia de educación, salud, vivienda y pensiones, tarde o temprano terminará exigiéndonos su financiamiento, a nosotros mismos, por la vía de mayores impuestos, o a las generaciones futuras, por la vía del endeudamiento fiscal (Por no ponernos en el supuesto màs nefasto de la emisión descontrolada).

Este modelo, cuya crisis es ya inocultable en Europa, es el que, a todas luces, va a instaurarse en Chile y, según se ve, con apoyo transversal. Con la diferencia significativa de que quizás aquí la fiesta de los derechos sociales vaya a durar mucho menos que el medio siglo que duró en Europa. La monodependencia fiscal del cobre, la fluctuación a la baja de su precio y el incremento cada vez mayor de los costos de su explotación, unidos a los costos mismos del Estado social, impondrán rápidamente su financiación por la vía de impuestos. Asfixia fiscal, huída de inversores, ralentización del crecimiento y paro son el precio que tarde o temprano pagan las sociedades a cambio del Estado social. A los optimistas les van quedando cada vez menos contraejemplos de esto en el mundo.

Nada de lo cual le importa demasiado al constructivismo constitucional en boga, puesto que no reconoce límites en la realidad. Si bien esos límites se imponen por sí mismos, un diseño institucional errado puede dificultar enormemente las medidas necesarias para sortear una crisis. Una vez que se abren de par en par las puertas del gasto fiscal es muy difícil volver a cerrarlas. La sensatez sugiere pensar más en España y Grecia que en Alemania.
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Última Modificación 16 Mar 201416/03/14 a las 10:48 hrs.2014-03-16 10:48:16
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Comentarios
  • Diego Nuñez C.

    10 Abr 201410/04/14 a las 23:34 hrs.2014-04-10 23:34:10

    Claramente, si aumentamos el nivel de gastos que tendrá el Estado, sin duda que se financiaran de alguna parte, fundamentalmente, con tributos y otras técnicas que vayan en menos cabos del ciudadano de a pie, como se llama. La discusión que aquí se plantea siento, son "servicios" que entregara este estado. A mi juicio, siento que muchos prefieren que el mercado siga regulando, servicios que estado social planteado tiende a entregar. Lo que sin duda es cuestionable, será el nivel de estos nuevos servicios prometidos, los cuales en vista de los resultados, no se ve un buen panorama .

  • Claudio Palavecino

    2 Abr 201402/04/14 a las 17:02 hrs.2014-04-02 17:02:02

    Diego, el correlativo "derechos" sociales - deber contributivo podrá no obedecer a las lógicas del constructivismo constitucional en boga o para los que creen que para configurar una sociedad bastan las ideas y la voluntad, pero lo cierto es que los "derechos" sociales son prestacionales y las prestaciones hay que financiarlas. Esa necesidad de financiación se resuelve SIEMPRE en una obligación contributiva para los ciudadanos que tandrán que pagar las prestaciones con cargo a sus patrimonio y rentas actuales o futuras.

  • Diego Nuñez C.

    21 Mar 201421/03/14 a las 00:36 hrs.2014-03-21 00:36:21

    Frente a lo planteado y el debate económico - constitucional formado, siento que es un tanto peyorativo y hasta simplista entender la lógica constitucional como un correlativo de deberes y derechos. Esta imagen bastante kelsiana por cierto, de entender qué derechos constitucionales vAn de la mano con deberes escapa de toda lógica constitucional. La construcción de este manoseado concepto de estado social, no viene a otra cosa que plantear justamente la discusión sobre como resulta imperante, integrar sectores relegados de la sociedad en este debate constitucional. Cuando habló de sectores relegados, no me refiero al pobre trabajador esforzado, o al batallador estudiante que sale a marchar cada semana de junio, sino que aquellos sectores necesarios para el debate constitucional, que planteen problemáticas y necesidades no basadas en una lógica económica, sino que más bien en una lógica social. Porque constantemente se me viene a la mente, y pienso si aquella comisión Ortúzar, se juntaba a redactar una constitución o a definir el IPC de los próximos 50 años. En definitiva al problema que apunto, es que mientras no entendamos que el debate constitucional no es algo netamente económico, sino que un correlativo y conjunto de factores, entre los cuales encontramos derechos sociales, jamás estaremos preparados para las necesidades que el mundo actual plantea, pero por sobré todo. El bienestar de la población.

    Un punto que me gustaría, tal como dice mi compañero que escribe el último comentario, encuentro lamentable satanizar este modelo neo liberal, ya que, gracias a el todos podemos escribir desde nuestros aparatos tecnológicos, tener wi fi, mientras estamos cómodos viendo tv, y ojo, con el operador de cable que me ofrece más canal es por menos plata. Pero bajo esta misma lógica, y a lo que a muchos les parece atroz, me gustaría que este sí que satánico estado de derecho, si va a quitar inversión, y todas las problemáticas planteadas, al menos un examen en cualquier parte salga más barato que un plasma, o se apliquen las tan famosas garantías a los consumidores, a un sistema de educación que día a día estafa a sus consumidores . Los cuales no tienen boleta, mi garantía extendida, ni un Sernac al cuál reclamar

  • Javier Rozas

    18 Mar 201418/03/14 a las 20:20 hrs.2014-03-18 20:20:18

    No comparto que la economía de mercado, mal llamada "neo-liberal" (adjetivo que se utiliza para satanizar una doctrina económica), no pueda solucionar el problema básico de la economía. Es el único sistema que ha podido contestarla bien, más que una presunción centralista, ya que el mundo no ha conocido mayor riqueza desde que apareció el capitalismo, podríamos haber nacido en la Roma del S. IV y despertado en el S. X y las condiciones de vida no serían tan distintas. Otro argumento que respalda lo que digo, y más contingente aún, es que el sistema chileno (mal llamado modelo) es el número 1 en el IDH en Latino-américa, y aunque considerásemos la distribución del ingreso, seguiría siendo el número 1, ningún Estado Social Latinoamericano ha podido superarnos, ¿por qué? Porque el mercado genera riqueza, el Estado solo la distribuye o la destruye como diría Bastiat. Confundir desigualdad con pobreza es un error, podemos ser una sociedad desigual de bienes, pero ser aún menos pobres, como lo demuestra el IDH.

    Ahora, discrepo del profesor en la duración del problema, soy más escéptico y creo que tal como vamos podría ser mayor la duración de este desastre. Esto se debe al poder que tiene hoy la izquierda en el congreso y los cambios legislativos que pueden hacer, en leyes de qúorums de 4/7 o de 3/5, estableciendo una institucionalidad aptas para los "derechos" sociales, en donde cualquier gobierno sea del color que sea tendrá que cumplir. Tendría que asegurarse que un grupo político fuese lo suficientemente fuerte para desarmar el armatoste que dejará la Concertación, y aún así que ese grupo esté convencido de hacerlo, como lo fueron los Chicago Boys. Pero ¿qué tenemos de ejemplos? Un PP en España que prometió bajar los impuestos, que ha tenido todo el poder posible y aún así no ha atacado a la médula del problema, el Estado Social. Porque esto no es políticamente correcto. Mi conclusión es que la situación es aún peor, salvo que haya un clima favorable a estas ideas, como el Margaret Thatcher antes de llegar al poder.

  • Catalina Guerrero Q.

    18 Mar 201418/03/14 a las 19:22 hrs.2014-03-18 19:22:18

    De acuerdo a lo planteado considero que son exageraciones propias a los cambios sociales que propone el nuevo gobierno. Claramente el sistema neo-liberal en el que estamos insertados ha venido decayendo socialmente, puesto que en nuestra sociedad no ha podido responder a la pregunta esencial de la economía, como satisfacer las necesidades con recursos escasos, ya que los ranking internacionales como la OCDE ha demostrado que los recursos se encuentran manos de unos pocos y generalmente son aquellos que tienen altos ingresos económicos.
    Desde este punto de vista la comunidad ha intentado conquistar mediante las marchas derechos esenciales del ciudadano, demostrando de esta manera que es necesario que los recursos se distribuyan de manera equitativa, cuestión que no logro el modelo económico implementado, sino que solo recrudeció la injusticias sociales.

  • Diego Cuadra E.

    18 Mar 201418/03/14 a las 19:07 hrs.2014-03-18 19:07:18

    El Estado se verá cada vez más presionado a cumplir con provisiones que se encuentren fuera de su alcance y los grupos de presión inexorablemente aumentarán. Se extenderá el abanico de derechos sociales donde se esperará que el Estado se responsabilice e intervenga cada vez más en sectores más amplios de la sociedad juntos con las demandas por la baja de impuestos y precios lo que llevará al Estado a la paradoja de verse presionado a cumplir las expectativas de la sociedad cobrando más impuestos y financiamientos y al mismo tiempo verse sometido a satisfacer la expectativa de que estos se reduzcan, es decir crisis o crónica de una muerte anunciada.

  • Gonzalo Mellado M.

    18 Mar 201418/03/14 a las 17:39 hrs.2014-03-18 17:39:18

    Claramente el giro que propone el proyecto constitucional hacia la izquierda, dando un gran poder a un estado que irá engordando cada vez más, generará finalmente contracción a tal punto de que Chile, de ser el país número 7 en el ranking de libertad económica según el índice de libertad económica de Heritage Foundation en 2013, pase a estar en lugares tal como tiempos previos a la Unidad Popular en que Chile peleaba con El Congo, el lugar de menor libertad económica en el mundo. Lo que quiero decir con esto, es que claramente se verá reflejado en cada uno de nuestros quehaceres diarios, desde nuestra canasta, hasta nuestras inversiones, debido a que pasaremos de ser un paraíso de la economía latinoamericana, a un país donde los capitales extranjeros tiendan a evitar eligiendo a nuestros cercanos como Perú, Colombia y Brasil, países que ya vencieron estos sesgos y se dieron cuenta que la mejor y única forma de reducir la pobreza, es permitiendo la libertad económica de sus habitantes a tal nivel, de que claramente las inversiones que se han fugado de nuestro país, se están radicando en Perú, donde se ofrecen ofertas mucho más atractivas, un ejemplo claro son los Call Center, que debido a las medidas ''redistributivas'' del sueldo mínimo, haya generado que muchas empresas de esta industria se fugaran hacia países más atractivos, teniendo que despedir alta cantidad de jóvenes que debido a la comodidad del horario, podían llenar estas vacantes de trabajo. Si bien debemos generar políticas por el bienestar de nuestras personas, debemos tener en cuenta el impacto que está generando entre nuestras familias, que claramente, al mantener giros redistributivos de una manera irresponsable, no serán las empresas las que paguen más impuestos, sino que nosotros veremos reflejados de inmediato en nuestra canasta y gastos diarios, de aquellas medidas necesarias para generar financiamiento a estas políticas por el ''bienestar social''.