Dr. James F. Drane Rusell B. Roth
Professor of Clinical Bioethics Edinboro, University of
Pennsylvania (Emeritus)
Introducción La bioética
contemporánea La bioética y la participación del
gobierno La bioética
y la tecnología médica El papel de
las institutiones no gubernamentales La bioética
y el derecho La expansión
de la bioética El futuro de
la bioética Referencias
Introducción
Es
difícil señalar con exactitud el origen de un periodo histórico, un
movimiento cultural o hasta una disciplina académica. La mayoría de
veces los comienzos están demasiado lejos y acaban perdiéndose en el
pasado. Incluso cuando todavía no han pasado muchos años desde el
inicio de algo nuevo, los acontecimientos que le dieron origen
pueden ser diversos, y distinguir un primer paso es siempre
problemático. Hablar del origen de la bioética significa
inevitablemente especular.
La
especulación empieza con el intento de definir el término bioética.
De forma muy preliminar, podemos decir que la bioética consiste en
el estudio sistemático de la conducta moral en las ciencias de la
vida. Se puede mantener que la bioética es una disciplina nueva y
verdaderamente emblemática de nuestra era. Ninguna otra disciplina o
campo de estudio refleja con mayor fidelidad nuestra
contemporaneidad. La medicina y las ciencias de la vida son en
nuestra era lo que la religión con sus promesas de salvación fue en
la edad media. Motivo de gran preocupación para la mayoría de
nuestros contemporáneos, se les destina una enorme cantidad de
recursos sociales. El campo de la bioética abarca los numerosos
dilemas éticos generados por la investigación biocientífica y sus
aplicaciones médicas. Es una disciplina paradigmática porque tales
dilemas nos obligan a todos a enfrentarnos con los problemas
esenciales de la vida y la muerte: ¿quiénes somos? ¿por qué estamos
aquí?, ¿qué son la familia, la integridad, la identidad, el
parentesco, la libertad, el amor o la comunidad?
Los problemas de que se ocupa la bioética son el centro de
atención de nuestra literature y nuestro sistema legal. Son el tema
de noticias y comentarios editoriales. Iglesias y universidades
bregan con ellos porque interesan tanto a jóvenes como a viejos. La
gente quiere entender qúe es correcto hacer ante un recién nacido
con graves malformaciones o un pariente viejo agonizante, ya que
todo el mundo nace y muere, y casi todas la familias tienen algún
problema relacionado con uno u otro extremo de la vida. Este
extraordinariamente expansivo campo de estudio e investigación
empezó a cultivarse en los países desarrollados nace relativamente
poco tiempo, cuando las crecientes biociencias empezaron a plantear
un gran número de nuevos problemas éticos. Pero esos mismos
problemas existen ahora en todas partes.
Actualmente, los acontecimientos en las ciencias de la vida
que dieron impulso a la bioética en los países desarrollados también
se producen en los países en vías de desarrollo. En cualquiera de
las principales cuidades del mundo pueden encontrarse centro médicos
equipados con las más modernas y sofisticadas tecnologías. La
personas se enfrentan en todas partes con los mismos problemas
éticos relacionados con la experimentación en sujetos humanos. Hoy
en día, los periodistas europeos, latinoamericanos o japoneses dan
tanta importancia a los problems éticos que plantea la medicina como
sus colegas de Estados Unidos. Asimismo, los médicos de otros páises
son tan conscientes como los norteamericanos de la necesidad de
entender los problemas éticos asociados con sus prácticas y de
actualizar sus códigos profesionales. Ahora que el gobierno
participa directamente en la regulación de la asistencia sanitaria,
políticos nacionales y extranjeros tienen que enfrentarse con
difíciles elecciones éticas y cuestiones de justicia. La bioética,
que en tan sólo unas decadas se ha convertido en una preocupación de
primer orden en todo el mundo, continuará reflejando el
ethos de nuestra civilización biocientífica en lo que queda
de este siglo y el en próximo.
Dado el lugar crítico que ocupa en las sociedades
contemporáneas, el campo de la bioética ha experimentado un
desarollo meteórico en las últimas tres décadas.Primero se crearon
centros, institutos, comisiones y consejos de bioética en Estados
Unidos y Canadá. Poco después, las naciones europeas y la Comunidad
Europea crearon sus propias inciativas. Tras pasar una temporada en
Estados Unidos, Canadá o Europa, estudiosos japoneses y de los
países del sudeste asiático volvieron a sus países para dirigir en
ellos la creación de institutos de bioética. Se han celebrado
congresos de bioética en Europa del Este, donde ya se está
trabajando para crear centros de bioética. Incluso en las recién
independizadas repúblicas de la antigua Unión Soviética y en las
naciones emergentes de la antigua. Yugoslavia ya se están
organizando congresos de bioética y planificando la creación de
institutos de bioética. Han empezado a realizarse intercambios
internacionales, y el campo de la bioética ya ha empezado a cambiar
como resultado de los esfuerzos hechos para establecer acuerdos
internacionales. El estilo norteamericano de hacer bioética,
originalmente dominante, también está cambiando debido a la
influencia de las perspectivas europea, asiática y
latinoamericana.
Ir a
principio
La bioética contemporánea: fase
inicial
En
sus primeras fases, la bioética se ocupaba de las cuestiones éticas
generadas por la medicina. Al principio, el término bioética era
casi sinónimo de ética de la investigación y ética clínica (e.g. los
experimentos de los nazis y el caso de Karen Ann Quinlan).
Posteriormente, el foco de atención de amplió para incluir otros
aspectos de la medicina, y más tarde todas las biociencias. No
obstante, la ética de la investigación y la ética clínica siguen
ocupando un lugar central de este campo, ahora más grande. Aunque es
muy difícil identificar con precisión el comienzo de la bioética,
pueden distinguirse varios acontecimientos que desempeñaron un
importante papel en su rápido ascenso.
A
finales del siglo XIX y principios del nuestro, la medicina alemana
proporcionó el modelo para la medicina moderna. La medicina alemana
estaba estrechamente relacionada con la ciencia de laboratorio, de
manera que la medicina clínica tenía que probar la efectividad de
sus intervenciones mediante rigurosos experimentos que implicaban
necesariamente la utilización de sujetos humanos. Los abusos
cometidos en seres humanos en la investigación médica provocaron la
primera crisis ética moderna y los primeros llamamientos en favor de
una nueva ética médica. El Código de Nüremberg respondió con los que
llegaría a convertirse en uno de los fundamentos de esta nueva
ética: la exigencia obtener el consentimiento informado de los
participantes.
El
consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente
esencial. Esto significa que la persona de que se trate debe tener
capacidad legal para prestar su consentimiento; debe estar en
condiciones de escoger libremente, sin la intervención de ningún
elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción, abuso de poder o
cualquier otra forma de obligación o coerción; y debe tener
suficiente conocimiento y comprensión de los elementos del problema
en cuestión como para poder tomar una decisión informada e
inteligente. Este último elemento exige que antes de aceptar una
decisión afirmativa del sujeto de experimentación, éste sea
informado de la naturaleza, duración y propósito del experimento; el
método y los medios que van a utilizarse para su realización; todos
los inconvenientes y riesgos razonablemente previsibles; y los
efectos sobre su salud o persona que pueden resultar de su
participación en el experimento.(1)
La
violación de los criterios éticos médicos tradicionales por la
medicina nazi provocó una amplia indignación moral. Las personas que
fueron utilizadas como sujetos de experimentación creían que sus
médicos estaban haciendo algo beneficioso para ellos. Seres humanos
vulnerables, débiles y necesitados fueron tratados de forma
inhumana, y algunos de ellos incluso murieron. Estos acontecimientos
crearon la necesidad de establecer nuevos criterios éticos, que se
extendieron rápidamente desde la experimentación médica a la
práctica clínica, donde los pacientes vulnerables también necesitan
protección. La exigencia de proporcionalidad entre beneficios y
riesgos, la revelación de estos últimos a los pacientes y la
obtención del consentimiento voluntario pasaron a ser tan
importantes en la práctica clínica como en la experimentación.
La
noticia de que algunos médicos nazis se habían comportado de un modo
groseramente inmoral durante la Segunda Guerra Mundial fue seguida
en Estados Unidos por la revelación de una serie de violaciones
morales similares (Escuela de Willow Brook, Hospital Judio de Nueva
York y el Estudio sobre la sífilis de Tuskegee). En 1996, Henry K.
Beecher, un médico de Harvard, publicó un artículo en The New
England Journal of Medicine en el que exponía toda una serie de
conductas no éticas comunes en la investigación médica.(2) El
artículo de Beecher sobre el abuso de sujetos humanos por médicos
norteamericanos fue ampliamente difundido y contribuyó
substancialmente a avivar el interés público por revisar la ética
medicina. Los fallos éticos asociados con la investigación
impulsaron la creación de un nuevo campo de estudio que más tarde se
llamaría bioética. La preocupación por la ética de la
experimentación es hoy tan fuerte como lo fue en los comienzos de la
medicina moderna, y esto es tan cierto en Estados Unidos como en
cualquier otra parte del mundo.
El
imperativo del progreso científico está presente en todos los
lugares donde se practica la medicina contemporánea. Puesto que la
autoridad de los médicos tiende a ser más grande en otros países que
en Estados Unidos, en esos países existen las condiciones para que
se produzcan fallos éticos similares. Sólo una bioética bien
desarrollada y ampliamente difundida puede evitar que ocurran las
tragedias éticas asociadas con la experimentación. Ninguna sociedad
puede permitirse el lujo de dejar en manos de los científicos
médicos la tarea de equilibrar los derechos de los pacientes con la
necesidad de progresar científicamente. Hay que desarrollar
criterios para regular la investigación en sujetos humanos en todos
los lugares donde se practica la medicina moderna, tanto en los
grandes centros médicos del mundo desarrollado como en los pequeños
hospitales comunitarios de los países en vías de desarrollo, donde
también se prueban fármacos y se hacen otros tipos de experimentos.
La investigación hizo que se produjeran cambios en la ética médica y
que organizaciones de la salud nacionales e internacionales se
tomaran interés por la educación y posteriormente con la supervisión
de los profesionales médicos.
Ir a
principio
La bioética y la
participación del gobierno
Después de la Segunda Guerra Mundial, naciones desarrolladas
invirtieron mucho esfuerzo y mucho dinero en el campo de la
medicina. Consecuentemente, había que prestar mayor atención a las
cuestiones éticas que inevitablamente acompañaban a los avances
médicos. En Estados Unidos, el Servicio de Salud Pública (SSP), una
agencia de lo que más tarde pasaría a llamarse Departamento de Salud
y Servicios Humanos, recibió la responsabilidad de proteger los
derechos y el bienestar de los sujetos de investigación. En los años
60, el SSP estableció criterios éticos para la realización de
investigaciones en seres humanos. En los años 70, se creó la
Comisión Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos en la
Investigación Biomédica y Conductual. Los miembros de esta comisión
trabajaron durante cuatro años e hicieron 125 recomendaciones para
mejorar la protección de los derechos y el bienestar de los sujetos
de investigación. Asimismo, la comisión publico el Informe Belmont.
En este informe se identificaron los principios éticos básicos
(respeto, beneficencia, justicia) que deben guiar el trato con
pacientes y sujetos de investigación. Posteriormente, y bajo los
auspicios del mismo SSP, el gobierno federal continuó actualizando
las regulaciones y requiriendo garantías de cumplimiento con los
criterios éticos a cualquier grupo que estuviera realizando una
investigación en seres humanos. Mediante su apoyo financiero a la
realización de proyectos de investigación médicos, el gobierno de
Estados Unidos se convirtió en una funete de directrices y reglas
bioéticas. Creó comisiones que sirvieron para fundamentar éticamente
el nuevo enfoque ético de la práctica médica. El gobierno de Estados
Unidos desempeño un papel fundamental en el desarrollo de la
bioética moderna.
Una vez terminado el trabajo de la Comisión Nacional, el
gobierno de Estados Unidos continuó participando en el desarrollo de
la bioética, ahora mediante la Comisión Presidencial para el Estudio
de los Problemas Eticos en la Investigación Biomédica. Esta comisión
fue creada en los años 80 con el mandato de prepara informes para el
Presidente, el Congreso y otros departamentos relevantes del
gobierno. Dichos informes debían servir de guía a los políticos en
el desarrollo legislativo. Además, su trabajo sirvió de orientación
a profesionales y educadores sanitarios y al público en general. La
Comisión Presidencial publicó 11 volúmenes, 9 informes, una guía
para comités locales encargados de supervisar la realización de
investigaciones en sujetos humanos y las actas de un taller de
trabajo sobre la denuncia de irregularidades en la investigación por
parte de los propios investigadores o cualquier otra persona
vinculada con el equipo de investigación o la institución donde ésta
está realizándose. El trabajo de esta comisión gubernamental ha
ejercido una enorme influencia en la bioética norteamericana. La
lista de los trabajos de la comisión da idea del enorme desarrollo
de la bioética durante sus primeras décadas: Compensación de
daños ocurridos en la investigación; Rechazo de tratamientos de
soporte vital; Definición de muerte; Implementación de regulaciones
sobre investigación en seres humanos; Toma de decisiones médicas;
Protección de los sujetos humanos; Detección y asesoramiento de
alteraciones genéticas; Aseguramiento del acceso a los cuidados
sanitarios; __ vida; La denuncia de irregularidades en la
investigación biomédica (por parte de los propios investigafdores o
cualquier otra person relacionada con el equipo de investigación o
la institución donde ésta está realizándose.
Ir a
principio
La bioética y la tecnología
médica
Las inversiones del gobierno en la ciencia médica dieron como
resultado toda una serie de nuevas tecnologías médicas e
intervenciones terapéuticas. La relación entre ciencia y medicina
que había empezado a finales del siglo XIX empezó a dar sus frutos
en forma de nuevos medicamentos, máquinas de hermodiálisis, técnicas
de trasplante de órganos, sistemas de soporte vital, técnicas de
alimentación artificial, unidades de cuidados intensivos,
intervenciones quirurgicas salvadoras, etc. Sin embargo, con cada
nuevo avance aparecieron nuevos problema éticos. En los años 60, un
comité de ética en el estado de Washington intentó tomar decisiones
éticamente justificables sobre quién debía tener acceso a una
máquina de hemodiálisis cuando esta escasa tecnología no podía
ofrecerse a todos. La bioética moderna no está interesada únicamente
en la investigación médica en sujetos humanos y en la humanidad de
las intervenciones médicas. Desde sus inicios se ha preocupado por
la participación de los pacientes y las comunidades en la toma de
decisiones sobre asuntos socioeconómicos, tales como la distribución
de recursos escasos.
La
médicos siempre han aceptado la responsabilidad moral que conlleva
el ejercicio del poder médico sobre los pacientes. Tradicionalmente,
la ética médica he expresado esta responsabilidad en forma de
códigos y tratados éticos publicados por las propias asociaciones de
médicos. Todo poder profesional autorizado socialmente, y
especialmente el poder médico, lleva aparejada una responsabilidad
pública. El derecho a practicar la medicina implica restricciones
morales tanto internas como externas. A medida que las
intervenciones médicas fueron siendo más poderosas, los problemas
éticos relacionados con la práctica médica proliferaron. La lista de
las cosas que los médicos podían hacer por sus pacientes fue
aumentando al mismo tiempo que la invasividad de sus intervenciones.
Cada intervención suscitaba microproblemas. Los macroproblemas
planteados por la relación entre tecnología y vida humana tambíen
tenían que tratarse. Tanto en los países desarrollados como en los
países en vías de desarrollo, los médicos se vieron empujados a
actualizar sus códigos éticos. Al principio, los médicos no
desempeñaron un papel muy importante en el desarrollo de la
bioética, pero posteriormente empezaron a contribuir al campo.
La
medicina científico-tecnológica ha llevado los tratamientos médicos
a los foros de discusión públicos. La práctica de la medicina pasó
de la intimidad del consultorio o la casa del paciente a los
hospitales públicos, donde las respuestas a los problemas éticos
tenían que justificarse públicamente. La tecnología del próximo
milenio hará que las intervenciones terapéuticas actuales nos
parezcan simples y primitivas, pero ya en los primeros avances
médico-tecnológicos puede identificarse la fuerza impulsora del
nuevo interés en la ética y la emergencia de esta nueva disciplina
llamada bioética.
Hasta los años 50, la expresión "Los médicos saben mejor..."
reflejaba la actitud de la mayoría de personas hacía la medicina y
resumía el paternalismo de la ética médica tradicional. Tras los
juicios de Nüremberg y con la creciente influencia de la
experimentación en la clínica, esta vieja ética paternalista fue
poco a poco dando paso a diferentes criterios sobre lo correcto y lo
incorrecto. Otras actitudes, normas diferentes y nuevos principios
confluyeron para crear el germen de la bioética moderna.
Ir a
principio
El papel de las
instituciones no gubernamentales
La
bioética no se desarrolló unicamente a partir de iniciativas del
gobierno. Institutos y centros no gubernamentales aparecieron aquí y
allá en respuesta a los nuevos problemas médicos.
Ya
en los años 50, el Instituto de Religión del Centro Médico de Texas
en Houston empezó a estudiar los problemas éticos en la medicina. Un
grupo de pensadores religiosos interesados en promover las
humanidades en la educación médica formaron la Sociedad para los
Valores Humanos y de la Salud. El primer departamento de humanidades
médicas, integrado por un cuerpo docente en el que el interés por la
ética médica era predominante, fue creado en los años 60 en el
Centro Médico de la Universidad Estatal de Pennsylvania en Hershey,
PA. Los años 70 presenciaron la aparición del Hastings Center en
Hastings, NY (a finales de 1969) y el Kennedy Institute of Ethics en
la Universidad de Georgetown (1971). Todas estas iniciativas
intentaron aportar profundidad y rigor a la nueva disciplina, ahora
conocida como bioética.
El
Kennedy Institute, que adoptó un model universitario, desarrolló el
Centro Nacional de Referencia de Literature Bioética, que pronto se
convirtió en la mejor biblioteca del mundo sobre esta nueva
disciplina en plena expansión. Sus académicos, que provenían de
muchas disciplinas diferentes, trabajaban de forma más o menos
independiente y actuaban como profesores en un programa de doctorado
en bioética en la Universidad de Georgetown. Uno de sus primeros
miembros, Warren Reich, un teólogo católico, preparó la Enciclopedia
de Bioética, que pronto se convirtión en una fuente de referencia de
primer orden. Otro de sus miembros, Leroy Walters un académico
protestante, inició la publicación anual de una Bibliografía de
Bioética y desarrolló la Bioethics Line, una base de datos accesible
on-line. A medida que iban apareciendo nuevas áreas en el campo en
expansión de la bioética, algunos especialistas en esas áreas en el
campo en expansión de la bioética, algunos especialistas en esas
áreas que estaban interesados en la ética fueron al Kennedy
Institute para estudiar, escribir o enseñar.
El
Hastings Center fue iniciado por Daniel Callahan, un laico católico
con formación en filosofía y teología. En el Hastings Center los
académicos se reunían para trabajar tanto de forma independiente
como en grupo en el desarrollo de sólidas recomendaciones políticos
sobre diversos problemas bioéticos. El Hastings Center sigue
publicando recomendaciones políticas y monografías e influyendo en
las respuestas del gobierno directa e indirectamente. El Hastings
Center Report, revista de bioética fundada en 1971, publica
artículos sobre los problemas éticos en la medicina, las ciencias de
la vida y las profesiones. Fue la primera revista de bioética y
sigue siendo la más importante en este campo.
Desde la funcación de estos institutos de bioética no
gubernamentales, han aparecido literalmente cientos de centros,
programas, revistas y boletines. El número de libros y artículos de
bioética que aparecen cada año se cuenta por decenas de miles. En
poco tiempo, la bioética se ha convertido en un campo de estudio de
primera importancia. En 1987, La Asociación Americana de Hospitales
publicó una lista con 77 organizaciones de bioética. En 1994, el
Centro Nacional de Referencia de Literature Bioética en la
Universidad de Georgetown publicó un Directorio Internacional de
Organizaciones de Bioética, que menos de 5 años más trade y habia
más que duplicado su número de entradas. Desde entonces, el número
de entradas ha vuleto a duplicarse y hoy ya sobrepasa los 500.
A
principios de los años 70 y con ayuda de becas del National
Endowment for the Humanities, el Instituto de Valores en
Medicina y la Sociedad para los Valores Humanos y en Medicina
inició un proyecto destinado a fomentar el estudio de la bioética en
las facultades de medicina. Junto a otros miembros de estas
instituciones, el Dr. Edmund Pellegrino, un prominente médico y
humanista, visitó más de 80 facultades de medicina para presentar a
sus profesores y alumnos esta nueva disciplina y preparar un
programa de educación en bioética para las futuras generaciones de
médicos. El Dr. Pellegrino y sus compañeros querían asegurarse de
que la bioética iba a pasar de los textos, informes y comisiones a
la práctica clinica de los médicos comunes.
Los esfuerzos de Pellegrino iban dirigidos a promocionar la
relación entre medicina y humanidades. Cuando empezó, eran muy pocas
las facultades de medicina que ofrecían cursos sobre valores humanos
en medicina; cuando acabó, 10 años más trade, prácticamente todas
las facultades de medicina y muchas escuelas de enfermería ofrecían
cursos de bioética y otras humanidades médicas. Esas visitas a las
facultades de medicina y el contacto personal con sus profesores
dieron lugar a un gran cambio. Después de Pellegrino, la bioética
dejó de ser una mera disciplina académica y empezó a formar parte
del ejercicio cotidiano de la medicina.(3)
Comisiones gubernamentales, centros académicos e institutos
no gubernamentals combinados contribuyeron al desarrollo de la
bioética en Estados Unidos. Movidos por su interés en los problemas
bioéticos, muchos profesionales acudieron a un creciente número de
institutos de educación bioética. Los departamentos de bioética de
los centros académicos entrenaron a profesionales para ocupar plazas
de profesor en este nuevo campo. Los hospitales crearon
oportunidades profesonales para los bioeticistas, ya que a veces
contrataban a un bioeticista para actuar como educador y consultor.
Los miembros de los comités de bioética que estaban empezando a
crearse en los centros sanitarios necesitaban educación en un campo
que ya tenía una extensa literatura. Las actitudes de resistencia y
escepticismo hacia las humanidades en la medicina cientifica fueron
gradualmente dando paso a su aceptación por profesores
universitarios, estudiantes y profesionales en ejercicio. Los miles
de libros y artículos de bioética publicados anualmente (muchos de
ellos escritos ahora por médicos) reflejan en qué se ha convertido
este campo a lo largo de las últimas décadas.
Ir a
principio
La bioética y el
derecho
La
bioética no es sólo un nuevo campo de estudio. Es un tema sobra el
que el público general lee en los periódicos y ve cosas en la
televisión. Algunos casos famosos, como el de Karen Ann Quinlan, son
tan conocidos como las estrellas de cine y los políticos eminentes.
Este amplio interés público en problemas tan complejos hizo que
políticos, legisladores y abogados tambíen se interesaran en ellos.
La tendencia en Estados Unidos a buscar soluciones legales a los
problemas de la vida hizo que la bioética y el derecho entraran
inmediatamente en relación.
Cuando los problemas creados por la experimentación o la
práctica clínica no podían resolverse entre el médico, el paciente y
su familia, se llevaban a los tribunales. Los primeros casos legales
implicaban situaciones trágicas en pacientes agonizantes. Las
familias y los empleados del hospital no estaban de acuerdo sobre la
retirada de tecnologías de soporte vital, por lo que hubo que
recurrir a los tribunales para que resolvieran ellos el conflicto.
Estas disputas atrajeron la atención de los medios de comunicación y
se convirtieron en titulares. La gente quería saber más sobre estos
trágicos casos que tocaban preocupantes presentes en cualquier
familia. Las decisiones de los tribunales en los casos más populares
contenían argumentos que daban pie a otros argumentos. Decisiones
judiciales posteriores ratificaban o invalidaban las primeras, y
poco a poco se fue creando un cuerpo de literature legal sobre
bioética.
La
atención de los medios de comunicación y el interés del público
hicieron que la bioética se convirtiera en algo importante para los
políticos, que comprendieron la necesidad de crear leyes para
defender los derechos de los pacientes y sus familias en los centros
sanitarios. Actualmente, todos los estados y provincias de
Norteamérica tienen leyes que cubren las preocupaciones bioéticas.
Nuevos casos y nuevas leyes mantienen activos a políticos y jueces.
Otras naciones están sufriendo las mismas presiones. Los
legisladores y jueces de otros países mirarán hacia Estados Unidos
en busca de experiencias que puedan ayudarles a desarrollar una
legislación sólida.
En
Europa y Norteamérica el derecho adoptó muchas posturas que
provenían de la ética. Durante siglos, la teología moral católica
había sostenido que los pacientes tenían derecho a rechazar
cualquier tratamiento, incluso cuando éste era necesario para
mantener la vida, si era costoso, arriesgado, caro o, en el lenguaje
de la ética teológica, "extraordinario". Esta postura se mantuvo en
la ley estatutaria y en los casos legales. Pero esta influencia fue
recíproca. Los bioeticistas seculares y religiosos adoptaron
criterios para la toma de decisiones que provenían del derecho, e.g.
el criterio subjetivo (lo que el paciente __ escogé), los juicios
subrogados (lo que el paciente habría escogido) y el del mejor
interés del paciente (qué se considera médicamente mejor para el
paciente).
Ir a
principio
La expansión de la
bioética
En
su etapa inicial, la bioética se ocupaba de los problemas éticos
asociados con la investigación y la práctica médica, pero
rápidamente se expandió y empezó a ocuparse también de problemas
sociales relacionados con el acceso a los cuidados sanitarios, el
bienestar de los animales o la conservación del medio ambiente. Cada
avance biocientífico o cambio en el sistema sanitario contribuyó a
la expansión de la bioética.
Los problemas éticos con los que empezó la bioética no han
desaparecido. La investigación, la utilización de tecnología, las
cuestiones sobre la vida y la muerte, el aborto y la contracepción
son todavía una parte importante de la bioética. El problema de la
distribución de los recursos sanitarios ya estaba presente en la
etapa inicial de la bioética moderna. En los años 60, las primeras
comisiones de ética intentaron establecer criterios éticamente
justificables para regular el acceso a las tecnologías médicas
escasas Más tarde, los temas de distribución se fueron ampliando a
medida que los estados y gobiernos se esforzaban por decidir cómo
distribuir de forma equitativa y justa unos recursos médicos cada
vez más escasos. Puede obtenerse una idea de la amplitud y
complejidad del campo mirando la clasificación del Centro Nacional
de Referencia de Literature Bioética o los múltiples volúmenes de la
bibliografía de Bioética (editada por Leroy Walters y Joy Kahn)
La
bioética ha experimentado un increíble desarrollo paralelo al de las
ciencias biomédicas. Las preocupaciones originales de la bioética
fueron ampliandose para incluir problemas axiológicos en todas las
profesiones sanitarias; enfermería, profesiones paramédicas, salud
mental, centros para enfermos terminales, asistencia sanitaria a
domicilio, etc. Un amplio abanico de problema sociales fueron
incluidos bajo el término bioética: salud pública, salud
ocupacional, salud internacional, control demográfico, problemas de
las mujeres y preocupaciones por el medio ambiente. Los temas
clínicos se han expandido para incluir problemas relacionados con
las tecnologías de la reproducción, los trasplantes, la genética, la
clonación y la biología molecular. La conexión entre las
preocupaciones de la bioética y la cultura contemporáneas es obvia.
La bioética es considerada una disciplina emblemática de Estados
Unidos, ya que refleja quiénes somos y qué nos preocupa como
americanos frente al próximo milenio.
La
expansión de la bioética para ocuparse de los dilemas éticos
característicos de la cultura moderna proporcionó una ayuda crucial
a los líderes sociales, tanto políticos como profesionales. Pero la
sociedad y sus líderes no fueron los únicos beneficiados; la propia
ética se benefició de la bioética. En 1973, Stephen Toulmin
argumentó que la ética médica había salvado a la ética en general de
su declive y el olvido.(4) Los problemas con los que tuvo que
enfrentarse la ética médica no sólo renovaron el interés por la
ética, sino que salvaron a la ética académica de la irrelevancia
creada por una __abiertamente abstracta, racionalista y lingüistica.
Filósofos, teólogos, abogados, médicos y científicos sociales
descubrieron súbitamente que los aspectos éticos de la medicina y
las ciencias de la vida eran fascinantes y empezaron a estudiarlos.
Su reto era crear conceptos y argumentos éticos que fueran
aplicables en la clínica y relevantes para las personas que
trabajaban en la medicina clínica.
Ir al
principio
El futuro de la
bioética
¿Continuará la bioética expandiéndose y teniendo la misma
importancia en el próximo siglo? Una rapida y clara respuesta a esta
pregunta proviene de considerar dos recientes temas bioéticos: el
proyecto genoma y el sida.
Una vez que el genoma humano haya sido completamente mapeado
y la información encerrada en los genes descifrada, explotarán
nuevos problemas éticos. Esto ya está ocurriendo con cada nuevo
descrubrimiento sobre las bases genéticas de la enfermedad. La
información generada por la investigación genética tiene un
potencial ominoso y esperanzador al mismo tiempo. Podrían crearse
bancos de información genética individual. Si pudieran acceder a
esta información, las agencias del gobierno, la policía, los
empresarios y las compañías de seguros podrían literalmente dividir
a las personas en categorías y destruir las iniciativas humanas.
Sólo mediante criterios éticos bien pensados y políticas éticas
juiciosamente desarrolladas podrían evitarse los peores resultados
imaginables. La propia dignidad y libertad del ser humano depende de
cómo se maneje éticamente este proyecto biocientífico.
El
proyecto genoma humano es el proyecto de las ciencias de la vida de
los años 90, y puede compararse fácilmente con el proyecto de los
físicos de liberar el poder del átomo en los años 40. Los beneficios
potenciales son muy grandes, pero si los problemas éticos asociados
no se discuten y piensan de antemano, la vida humana tal como la
conocemos hoy en una sociedad civilizada, libre y democrática podría
verse amenazada. Es difícil imaginar el ingente número de problemas
éticos que pueden plantearse. pero las ominosas consecuencias de no
ocuparse de las dimensiones bioéticas de este proyecto son aún más
ominosas. Por ello, no es de extrañar que una parte del dinero
destinado al proyecto genoma humano se dedique a estudiar sus
aspectos bioéticos. Las cuestiones éticas planteadas por los avances
de la genética ya están presentes en la clínica, pero en ningún
lugar con la intensidad con que se desarrollarán una vez que los
nuevos conocimientos se conviertan en nuevos tratamientos.
El
sida es otro problema cargado de dilemas éticos. Igual que con otras
muchas enfermedades con las que los médicos han batallado a lo largo
de los años, para librar una campaña agresiva y efectiva contra el
sida hay que prestar atención tanto a sus aspectos biológicos como a
los bioéticos. Las buenas estrategias son las que tienen en cuenta
desde el principio las dimensiones científicas y éticas de la
enfermedad. A los compromisos de encontrar vacunas y tratamientos
efectivos se han sumado campañas para proteger los derechos humanos
y la dignidad de las personas infectadas por el VIH y/o afectadas
por el sida. Los esfuerzos para frenar la extensión de la epidemia
se combinan con los que se realizan para atajar la discriminación
contra los portadores del virus en el trabajo, los viajes, la
vivienda, el acceso a los cuidados sanitarios y los cuidados
hospitalarios proporcionados por médicos y enfermeras.
Al
igual que el proyecto genoma humano, el sida muestra la
inevitabilidad de la bioética en la vida contemporánea, así como la
cada vez mayor complejidad de este campo. A nivel práctico, se
plantean problemas en diversas áreas: confidencialidad; distribución
de recursos; uso de sujetos humanos en la experimentación;
desarrollo de medidas sanitarias para las escuelas, el lugar de
trabajo, las prisiones y la sociedad en general; campañas
educativas; privacidad; campañas de detección; consentimiento
informado; y un largo etcétera. Nungún aspecto de la epidemia del
sida está desprovisto de una dimensión bioética.
Hasta donde se nos alcanza, la bioética expandiéndose y
teniendo importancia, ya que además de ser inseparables de la
bioética, las ciencias biológicas seguirán desempeñando un papel
crítico. Todas las instituciones serán obligadas a establecer normas
éticas. Habrá que desarrollar y actualizar constantemente códigos y
leyes, tanto a nivel nacional como internacional, así como en los
planos político y profesional. Los profesionales clínicos versados
en bioética desempeñarán nuevos papeles en el futuro. La disciplina
que emergió en la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos y
Europa es ahora una empresa internacional, expandiendo cada día mas
en America Latína y el Oriente. Es difícil imaginar que no va a
seguir acompañándonos a lo largo del próximo milenio.
Ir al
principio
Referencias
- Código de Nüremberg. En: Levin R.J. Ethics and
Regulation of Clinical Research, 2ª ed. New Haven: Yale University
Press, 1988; 425.
- Beecher HK. Ethics and Clinical Research. The New
England Journal of Medicine 1996; 274:
1354-1360.
- Pellegrino ED, McElhinney TK. Teaching Ethics, the
Humanities, and Human Values in Medical Schools: A Ten-Year
Overview. Washington, D.C.: Institute on Human Values in Medicine
& Society for Health and Human Values.
- Toulmin S. How Medicine Saved the Life of Ethics.
Perspectives in Biology and Medicine Summer 1973; 25:
736-750.
Otros libros del Dr. Drane:
Drane, James F. (1993) Como ser un buen
medico.Santafe de Bogota, D.C.- Colombia: San Pablo. (Titulo
original: Becoming a good doctor. Sheed & Ward 115 E. Armour
Blvd. Kansas City, MO 64111-USA
Drane, James F. (1994) Clinical bioethics.
Kansas City: Sheed & Ward. (115 E. Armour Blvd. PO Box 419492
Kansas City, MO 64141)
Drane, James F. (1997) Caring to the end.
Erie, PA: Lake Area Health Education Center (LAHEC 135 38th St.
Erie, PA 16504)
|